Durante las primaveras Ivan guarda el papel y cierra los ojos. No quiere leer más. Intenta olvidar que está en la estación donde florece la vida, porque contradictoriamente en ese lugar hay sitio para la muerte.
Ya no levanta el teléfono, Tiene miedo. No hay lapso mayor a tres primaveras sin que deba despedirse. Su abuelo, su tía, su primer amiga en amarlo. Y no soporta hacerse la idea de un nuevo adiós.
Escribe sin mirar "no más penumbras bajo el sol" y tira con violencia la birome. Como si con esa acción cada una de las cosas malas se alejaran de su vida
Hoy ve a su doncella dormida en un sueño muy profundo. Sabe que ella perdió noción del tiempo y espera el beso de su príncipe azul. Pero el es su amigo, su hermano, la adora y daría su vida, pero esto es la realidad. No hay caballeros que rompan hechizos. Por eso cada noche el se acuesta y se mete en los sueños de ella para convencerla de dejar aquel el letargo y bailar al compás del ritmo más difícil: La vida.
Cada noche lo mismo, y justo antes de despertar Ivan dice: "Primavera, que complicado que se me hace superarte, venis con flores para que lleve en las despedidas vanas que tomamos los humanos en la vida cuando sentimos la culpa de no haber estado el tiempo suficiente con quienes amamos".
Nota: foto extraída de Calendario Solidario de Ana Rosa
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