Páginas

Bienvenidos

Café en taza, palabras que fluyen..

Gracias por chusmear.

sábado, 10 de diciembre de 2016

Despertar

Acabo de despertar de un profundo sueño. Soñé que estabas a mi lado y que me abrazabas, soñé que todavía me amabas profundamente. Me sentí nuevamente dichosa de estar a tu lado. Volví a sonreír, en ese momento mi vida fue casi perfecta porque aún con nuestros problemas seguíamos sintiendo lo mismo el uno por el otro.
Nada importaba, teníamos todo lo que anhelábamos tener, nadie podía detenernos.
Pero desperté con un golpe en la cabeza. Un muro cayó sobre mí y me atrapó. Fue allí que recordé que el amor duele y que después de él muchas veces viene la desdicha. Pensé durante un largo tiempo, no se realmente cuánto; porque cuando empiezo a recordar y analizar las cosas como son parece que me perdiera dentro de una jungla o algo así. 
Finalmente entendí un poco la situación. Me di cuenta que nos conocemos demasiado y que las cosas de las que nos enamoramos, nuestras virtudes, dejaron de importar como al principio. Supe que después de tanto tiempo aprendimos uno del otro todas las deficiencias, agrandamos las pequeñas cosas que nos diferenciaban y como en el yenga, todo lo bueno que construimos juntos ya no era suficiente para mantener la torre de pié. Primero nos atacó la necesidad de privacidad. Vos buscaste espacio fuera de la relación, y sí, ¡No se te ocurrió mejor idea que hacer una enorme pared entre vos y yo! Olvidaste poner una puerta en el medio y no pude pasar. Luego vos te empezaste a alejar de mí, como si fuera una leprosa. ¡No eras el mismo!. Quizá esté equivocada, pero ya no te reconocí en esas nuevas actitudes. Sea por rutina o solo por el desamor dejaste de ser el chico atento del cual me enamoré.
En mi sueño recordé como me susurrabas al oído aquellas palabras que me gustaba oír. ¿Las recuerdas? Yo lo hago vagamente, porque de a poco dejaste de hacerlo. Me miraste varias veces con esa cara que pones cuando estás enojado y me dijiste que solo era mi impresión. ¡Vos no tenés idea de las ganas que tenía de abrazarte, pero estabas duro como una piedra! ¿qué podía hacer yo?
La separación era inevitable. Todavía me sorprendo cuando veo lo grande de mi departamento ahora que no estás.

El espacio que intentaste hacer con tu pared no te alcanzó, lo entiendo ¡vos sabés que sí!, pero igual debes entender que aún me resulta difícil no tenerte ya a mi lado.

-Escrito en 2006-

martes, 4 de noviembre de 2014

Reflexiones

Si bien muchas veces suelo decir que no me arrepiento de mi pasado (el cual no ha sido del todo maravilloso por así decirlo), en este tiempo estuve reflexionando. Debe ser que estoy haciendo mi tesis...después de colgarla una y mil veces en los últimos 4 años.
Me arrepiento, si. Porque hace algunos años no me imaginaba disfrutar tanto a mis sobrinos, aprovechar tanto las, ahora, pocas salidas con mis amigos (que a pesar de varios sustos nunca quisieron irse formalmente de mi vida).
Me arrepiento de no haberme aceptado tan loca como soy, porque hubiera ahorrado en canas y en problemas gástricos.
Me arrepiento de tantos "te quiero" que quedaron en el tintero, solo por aquellos que otros no se animaban a decirme.
Me arrepiento de tantas lágrimas derramadas por los otros, los que verdaderamente estuvieron, aún cuando en su momento no sabían como decírmelo, como tratarme.
Pero de lo que nunca me arrepentiré es de ser quien soy. Con muchas fallas, ¡eso lo firmo!. Pero con la seguridad de saber que hoy no soy la que no sabía disfrutar. A veces estoy cansada, pero no de la falta de sueño, no de no comer, ni de ejercitarme por demás. Hoy pese a hacer muchas cosas en el día puedo disfrutar del solo hecho de respirar.
Hoy puedo ver a mis sobrinitos más pequeños mientras duermen y solo por eso creer que la vida merece la pena. Mirar los más grandes y solo querer que sean felices.
Hoy puedo "gastar" a mis amigos por no elegir un sabor de helado raro. Puedo reirme, y no solo de a ratos, sino durante todo el tiempo en el que no deba ser realmente seria.
Hoy puedo hacer mil cosas que me dijeron que ya no podría, y otras que realmente pensé que solo eran utopías.
No me arrepiento de poder simplemente ser. Siempre se puede. Pero a veces hay que querer lo que pensamos imposible. Al cabo de un tiempo notaremos que estamos en el lugar que con fallas y todo es nuestro hogar.

Por ahí, alguna persona encuentre esto y no entienda nada. Pero aquellos que me conocen desde hace más de 6 años saben de lo que hablo, saben que estuve casi del otro lado por no saber que la vida no era un abismo. De todas formas esto lo escribo por mí, porque no sé si aún alguien lee este blog, bien desactualizado ya. Para aquella chica que en el pasado escribía mucho pero de forma deprimente y para aquella joven que en un futuro querrá recordarse a si misma,